Contrato terapéutico
El Contrato Terapéutico o encuadre analítico hace referencia al conjunto de líneas y vectores que delimitan las condiciones en que paciente y terapéuta se comprometen a proceder, en favor de construir y proteger el espacio terapéutico. Un espacio seguro, donde todos los esfuerzos se orientan hacia la labor de ayudar al paciente. (Apoyarlo, sostenerlo, analizarlo, comprenderlo y comprenderse; facilitar el cambio,
Léalo con atención antes de iniciar su proceso terapéutico. Le será muy útil
Paciente y terapeuta hacen lo posible por cuidar del día, fecha y hora establecida para la sesión. Ser puntuales y cuidar el espacio de trabajo, empezando y finalizando la sesión en los tiempos previstos. En caso de anulación, ambos, se comprometen a hacerlo al menos con un día de antelación a excepción de casos de fuerza mayor. En caso de inasistencia por parte del paciente, sin previo aviso, éste, se compromete a abonar al terapeuta los honoraios pactados por la sesión.
Paciente y teapeuta construyen un espacio privado único, ocupado solamente por paciente y terapeuta. Espacio tranquilo, seguro y estable, en que pasan a primer término las producciones afectivas del paciente y las vertientes inter e intrasubjetvas del vínculo terapéutico. Creando las condiciones adecuadas para que el paciente pueda, según su propio ritmo: desplegarse encontrando un espacio psicológico y relacional, donde poder sostenerse, observarse y comprenderse. El terapeuta pondrá al servicio del paciente, todas sus técnicas de escucha y acción terapéutica en favor de ayudar a este a resolver sus síntomas, desarrollarse y comprenderse, así como volverse terapéuticamente sobre si mismo, su propio material y sus producciones afectivas.
Existen unos honorarios previamente pactados, cuyo establecimiento y pago deben cumplimentarse otorgando al intercambio paciente-terapeuta un carácter reglado y estructurado en funciones, derechos y obligaciones.
5ª Regla: Tarea Analítica.
Se formula una invitación explícita al paciente, acerca de su apertura a la counicación, de todo contenido mental y afectivo, con diferencia al habitual diálogo convencional. El terapeuta se conducirá con un estilo facilitador de la producción espontánea no directiva. El paciente percibiendo una intimidad segura y guiado siempre por el No Forzamiento, comparte su mundo interno.
El contexto de la sesión, deviene así en espacio de auto y hetero observación, hacia todos los planos de la comuicación y secreto existentes en la relación, en aras de su comprensión. La comunicación que se da en la relación terapéutica es comunicación auténtica, si bien es asimétrica en necesidades y en roles, solamente el apciente revela aspectos de su sufrimiento y biografía, al tiempo que Comunicación Auténtica por ambas partes. El terapeuta entrenado en autenticidad puede emplear como elemento terapéutico, y mediante recursos técnicos, dicho material. Ello equivale a compartir con el paciente sus observaciones internas sobre el proceso relacional que viven, devolviendole a éste un feedbakc valioso sobre su propia comunicación y desempeño relacional en la propia sesiónTodas estas formulaciones constituyen el Encuadre Formal, su aceptación explícita se denomina: el Contrato Terapéutico, y su sentir implícito se denomina: la Alianza Terapéutica. Sostenida inicialmente en el plano racional y rápidamente integrada y cuestionada en el plano de la experiencia y la afectividad. La Psicoterapia puede orientarse tanto a la evaluación, diagnóstico y tratamiento, como al análisis, desarrollo y comprensión del individuo. Ambas tareas o perspectivas se integran y solapan. Y, en todos los casos, supone un encuentro humano único, entre dos personas que colaboran, se afectan mutuamente y comparten un proceso con características no compartidas por ningun otro tipo de interacción entre personas. Por ello, precisa de un cuidado especial, de un compromiso único y de una sensibilidad exquisita, por parte de ambas personas.